El autismo no es una enfermedad, no es causado por la relación con las madres ni por la vacunación. No son seres que están encerrados en sí mismos. No son niños necesariamente berrinchudos ni agresivos, tampoco todos tienen talentos limitados o excepcionales. A los niños con autismo les gusta jugar y ser amados. 

Nuestros niños presentan una condición en la que la comunicación, las conductas, el lenguaje, el juego, el aprendizaje y la vida cotidina les representan un reto mayor, dada su dificultad de comprender los estados mentales de los demás y para atender conjuntamente a una actividad con otra persona, una preferencia mayor a observar los detalles en lugar de la situación global y un déficit para la organización y planificación de sus acciones. Por ello, ante la gran importancia que nuestra sociedad le da a la relación con los demás y al ser flexible en nuestro pensamiento, requieren apoyo para el desarrollo de relaciones en la casa, la escuela y el entorno.